lunes, 3 de marzo de 2014

El mundo del fondant

Recuerdo que era jueves, y que era ya de noche. Era un jueves de mediados de septiembre. Ella me miró con esa sonrisa que le ilumina la cara, y con sus ojos redondos, y me dijo: Oye!, que me hagas la tarta de mi cumpleaños!
Yo me quedé helada. Le contesté lo normal en estos casos; ¿Qué tarta? ¿Qué cumpleaños?
Si ella pensaba hasta entonces que yo era medio normal, viendo mi cara de susto debió de cambiar de idea. -¡Pues qué tarta va a ser!, ¡la de mi cumpleaños! Quiero que me hagas una tarta de esas bonitas que se ven en las películas de los americanos.
Yo...bueno, creo que hasta se me quedó la boca abierta. Lo primero que acerté a decir fue la verdad:
-¿Quién yo?, ¡Pero si yo no sé hacer eso! ¡Yo nunca he hecho una tarta de esas! ¡No sé cómo se hacen!
¿No preferirías unas galletas?
Y ella, con la misma sonrisa , y con toda la tranquilidad del mundo me contestó:
-No, yo quiero una tarta. Pero no te preocupes, sé que lo harás bien.
Yo sentía una mezcla de asombro y emoción por la confianza, pero volví rápidamente en mí, cuando pronunció las palabras mágicas: "hazme lo que tú quieras".
Fue mi primer "lo que tú quieras", al cual le han seguido muchos más. Odio los "lo que tú quieras". Un día haré una entrada sobre los "lo que tu quieras". Cuando alguien me pide una tarta de "lo que tú quieras", intento reflejar lo que me trasmite esa persona en la tarta que le preparo.¡Menos mal que nunca le he tenido que preparar una tarta de "lo que tú quieras" a alguien que me cae mal!
Tengo que agradecer que tuve suficiente tiempo para pensarlo. Por eso, lo primero que hice fue una tarta de prueba.


Para los que no os hayáis atrevido todavía, ¡animo!, ¡si yo puedo tú también puedes!. Las tartas de fondant son muy agradecidas, quedan todas monísimas con un poco de interés y cariño que les pongas.
En cuanto a los bizcochos...., pues como todo, para gustos. Yo ya no suelo poner bizcochos densos, a no ser que sea para tartas con mucho peso, pero me resisto. Me gustan los bizcochos esponjosos, con un relleno que sea irresistible.
Reconozco que con la práctica he ido mejorando en bizcochos y rellenos, adaptando un poco este tipo de tartas a nuestros gustos más tradicionales, pero gracias a este encargo supe que podía hacer tartas de fondant.
Este fue el resultado final.

No os penséis que me puse delante del fondant y en media hora lo tenía listo. Me costó bastante, en parte por la falta de experiencia, y en parte porque no tenía muy claro que es lo que quería hacer. Las rosas son del mismo fondant que la tarta, porque yo quería que toda ella fuera comestible. Con esta tarta, como podéis apreciar en la fotografía, aprendí que la tartas  hay que montarlas en la base en la que las quieres presentar, porque si las montas sobre otra base, luego... es imposible trasladarlas. El envolverlas en papel celofán es una forma cómoda y rápida para poderlas transportar, y además visualmente queda muy bien.






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